Privada frente a colectiva, la propiedad en el caótico Afganistán

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Nombre del libro;

Tierra, Estado y Guerra; Instituciones de Propiedad y Orden Político en Afganistán

Autores;

Jennifer Brick Murtazashvili, Ilia Murtazashvili

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El montañoso país de Afganistán, devastado por la guerra, no cuenta con una base bien formada y establecida para garantizar la propiedad privada, como es habitual en otros países desarrollados del mundo. Al ser de naturaleza rural y clánica, la utilidad y eficacia de estos sistemas jurídicos no son muy útiles en Afganistán.

Los individuos tampoco confían únicamente en tales disposiciones legales y gubernamentales, dudando de su eficacia para la resolución de sus disputas.

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Este libro explora por qué los afganos comunes prefieren el registro comunitario de la tierra para sus propiedades a los del registro gubernamental.

1. El capítulo introductorio trata sobre el crecimiento y desarrollo de los derechos de propiedad individual, los cambios tanto institucionales como conceptuales y cómo contribuyen a la creación personal, económica y estatal.

La parafernalia sociopolítica y económica moderna es una piedra de pesaje para el desarrollo político y económico de una sociedad. Pero en el caso de Afganistán, este criterio no puede aplicarse tan fácilmente.

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2. Las teorías políticas comunes de los derechos de propiedad, la ocupación, el trabajo, el contrato social y el utilitarismo son fruto de Occidente y pueden no tener plena aplicabilidad en algunas partes del mundo. Los problemas relacionados con la autoridad y las estructuras gubernamentales podrían superarse fácilmente mediante el concepto de autogobierno o, más concretamente, con la noción de anarcocapitalismo.

Se trata de organizaciones y acuerdos cuyas raíces y aplicabilidad se encuentran en la propia sociedad, no en ninguna supremacía gubernamental. Los autores también proponen que su teoría de los derechos de propiedad tiene dos factores determinantes, cómo definir una propiedad y cómo obtener esa propiedad o asignarla a un propietario para su uso. Este enfoque integrador mejoraría sin duda el crecimiento sociopolítico y económico de una sociedad.

3. El actual Estado de Afganistán tomó forma en 1747, cuando Ahmad Shah Abdali, también conocido cariñosamente por el apodo de Abdali Baba, fue elegido primer rey pastún de Afganistán. Desde entonces, la historia de esta tierra es una cronología de guerras, insurrecciones y conspiraciones.

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Este capítulo detalla la aparición y el desarrollo de los derechos de propiedad en Afganistán desde principios del siglo XX, tras la muerte del emir Abdur Rahman en 1901. Durante 150 años no hubo autoridad política central en Afganistán, o ésta fue muy débil, lo que la convirtió en tierra de sedición y disturbios.

Las rutas comerciales y la propiedad de la tierra estaban controladas por las tribus, que tenían poder y acceso a ellas. Lo que les permitía ser económicamente prósperos, aunque a costa de la autoridad política de Kabul sobre ellos.

Pero con la subida al trono de Kabul del emir Abdur Rahman en 1880, su consolidación del poder invirtió el reloj. Utilizó las rivalidades étnicas y políticas de las diferentes tribus para su influencia política, lo que resultó en el crecimiento atrofiado de las instituciones políticas y de derechos de propiedad en este país.

4. El periodo comprendido entre finales de los años treinta y los setenta estuvo marcado tanto por la calma política y social como por el malestar. El entramado sociopolítico de su país impidió tanto a los reyes como a los gobiernos afganos establecer un mecanismo organizado de derechos de propiedad y, por tanto, un crecimiento económico adecuado.

Las principales razones fueron la ausencia de un organismo organizado de violencia para su implantación, el fracaso de la capacidad estatal y la voluntariedad política de los reyes y gobiernos afganos, con una infraestructura jurídica y política obsoleta que multiplicó el problema.

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5. Las leyes tradicionales y consuetudinarias sobre los derechos de propiedad en Afganistán son más eficaces que las gubernamentales y legales. El concepto hobbesiano de ausencia de justicia y derechos en cierto sentido no podría aplicarse perfectamente al caso de Afganistán.

Donde el uso y la aplicación de estos derechos de propiedad convencionales en la comunidad se hacen por sí mismos haciendo que se asemeje a una estructura de autogobierno omnicomprensiva que suplanta al gobierno central o al rey.

6. Los recursos naturales o bienes comunes de una comunidad son la columna vertebral sociopolítica de cualquier comunidad. Su destrucción o reducción puede no ser un signo positivo para ellas.

En la sociedad afgana, el Mirab, gestor del agua, y la Shura forestal, consejo responsable del bosque comunitario, vigilan estos dos bienes para su aldea o comunidad. Pero no pueden hacer frente por sí solos a algunos factores, como la destrucción natural o la causada por la guerra. Por eso recurren al gobierno de Kabul.

Apoyan la teoría de la politóloga estadounidense, Elinor Ostrom, sobre los bienes comunes o recursos naturales en países devastados por la guerra.

7. ¿Cuáles son las razones que han hecho fracasar la institucionalización de los derechos de propiedad en Afganistán? Algunos de los principales factores son la debilidad o el fracaso del Estado en la ejecución de su autoridad, los motivos políticos de los responsables de la toma de decisiones y la ausencia de organizaciones o instituciones que engloben tanto al gobierno como a los ciudadanos, lo que se traduce en la falta de inversión en los bienes comunes o recursos naturales del país.

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Los países devastados por la guerra, como Afganistán, carecen de estos requisitos previos, lo que provoca la ausencia de una base jurídica adecuada. En tal escenario, las leyes tradicionales o consuetudinarias de la tierra vienen en nuestra ayuda.

8. El octavo capítulo es un epílogo en el que se diferencian la causa y el efecto de estos derechos de propiedad. La literatura habitual sobre los derechos de propiedad opina que estas leyes causan prosperidad y repunte económico en una sociedad. Lo que a su vez hace que su población sea rica y estable.

Por lo tanto, los dos elementos, la causa que son las leyes de propiedad, y el efecto de la misma, socio-político en una sociedad, van de la mano. De este modo, a las características aceptadas del Estado se añade una nueva dimensión que es el autogobierno, cuyo valor no debe subestimarse.

El libro de 230 páginas con tablas, mapas y fotografías, con una cronología de los principales acontecimientos de Afganistán, es una obra maestra sobre la estructura política y económica de Afganistán realizada empíricamente en pueblos y periferias de este país asolado por la guerra.